miércoles, 30 de noviembre de 2011

El optimismo del Economista.

Aunque reconozco que no me gusta tener que hablar de publicaciones del sector económico; me produce estupor y asombro, la sarta de predicciones agoreras que registra la publicación "El economista.es".
No alcanzo a entender como desde la crisis hacia acá, la susodicha publicación se dedica a dar espacio, bombo y platillo, a auténticos agoreros que predicien la debacle absoluta de todo lo posible y a veces de lo imposible, con predicciones que rayan la más verdadera pesadumbre de quien tiene la osadía de leer dichos titulares sensacionalistas y a veces destructivos. Ejemplo a ello les dejo un "ramillete" de tuiteos de esta publicación para que calibren y valoren lo antedicho:

elEconomista.es Según , España sufrirá una profunda recesión en 2012 del 1,5% y la recesión continuará en 2013:

 elEconomista.es Sachs, alto y claro: Los dos gigantes periféricos: e Italia, serán los lastres del núcleo europeo:

elEconomista.es
Y seguimos con las previsiones de Sachs:La "recesión será mucho más profunda" para la en 2012: 
 
elEconomista.es
Más razones detrás de las medidas de los centrales.. ¿evitar la quiebra de un gran banco?
 
elEconomista.es
: Un gran europeo estuvo a punto de quebrar ayer por la noche.
 
 
Muchas más que no recojo en este pequeño ejemplo de predicciones agoreras pululan por el éter de dicha publicación. Desde grandes quiebras en cadena, hasta la ruptura del euro de forma inmediata. No quiero decir con esto que algunas de las predicciones estén cerca de la dura realidad, pero lo que censuro de forma contundente es basar un periódico técnico y profesional en airear permanentemente este tipo de noticias.

Me desilusiona pensar que una de las publicaciones, que era de las que leía con cierta credibilidad todos los días, se ha convertido en un diario sensacionalista de cuarta línea. En fin, cada uno publica lo que quiere y lo que cree, con ese mismo derecho también lo podemos criticar por variar una linea editorial rigurosa que había mantenido hasta la fecha, sin dar cabida al sensacionalismo de la debacle económica más burda.

Un ex-lector de su publicación.


 
 

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