miércoles, 16 de diciembre de 2009

PSICOLOGÍA HUMANA

Aguantar al inaguantable y soportar al insoportable es una ardua tarea que no está destinada a muchos. Normalmente esa irritabilidad manifiesta de determinados personajes se debe, en gran medida, a un profundo vacío en su vida personal, donde la envidia al ajeno es la máxima expresión que fluye por los poros de su piel instalándose en las entrañas del rojo color que desprende su mirada. Si a eso añadimos que el éxito del "contrario" en demérito del suyo propio se hace efectivo, esa ira profunda se acentúa a su máxima expresión dejando a un lado los básico conceptos de la educación humana y trasladando su ego al extremo de la miseria y de la vergüenza.

Eso pasa, sí, en muchos lugares, en muchos ámbitos, en muchas circunstancias, y lo malo no sólo es que pase, sino que a quien le roce tangencialmente, lo intenta reducir a la mínima expresión con argumentos falaces y exposiciones ridículas que rayan la paranoia en donde vive instalado ese tipo de individuos, rodeados de la nada y alimentándose de su abundante soledad absoluta, de la cual debe tener repleta su despensa.

Que pena, ja ja, que pena me da...... pobrecillo .... , son argumentos que utilizan sus allegados para definir algo que se ha aceptado de forma voluntaria para no caer en el derrotismo falsario del que es inútil reinsertar y que "per secula seculorun" se mantendrá en su postura consciente de la ira, envidia y odio a todo ajeno.




No hay comentarios:

También puede interesarte:

También puede interesarte: